Aunque el día amaneció nublado y con previsiones de lluvia, decidimos ir a Bilbao. Estuve investigando que podíamos hacer allí y encontré Bilboats, una empresa que realiza singladuras por la ría de Bilbao y que te enseña lugares interesantes como el Puente del Ayuntamiento, la universidad de Deusto, el Museo Marítimo, el Puente Zubizuri o el edificio del Tigre, así que pensamos que ya teníamos plan. El embarcadero estaba junto a la plaza Pio Baroja y justo allí había un parking, así que nos pusimos en camino. Nada más salir del parking empezó a llover, así que buscamos refugio en un bar cercano, el Joisa. Después de un pequeño tentempié y aprovechando que la lluvia da una tregua, vamos al embarcadero pero nos dicen que si no hay más personas no salen al tour. Curiosamente me comenta el encargado que si hubiera comprado la entrada por internet sí saldría aunque solo fuese para mí. Después de este fracaso y estando el Guggenheim a tiro de piedra decidimos ir y hacernos la típica foto de rigor con Puppy, una escultura realizada por el artista estadounidense Jeff Koons de 12 metros de altura que representa un cachorro canino de la raza West Highland White Terrier y se encuentra emplazada frente al Museo.
Tampoco
puede faltar la foto bajo Mamá, una
escultura de Louise Bourgeois que es una araña de casi 9 metros de altura con su bolsa llena huevos. La escultora usa las arañas como un homenaje a su madre, que era tejedora y quiere transmitir la duplicidad de la naturaleza de la maternidad: la madre es protectora y depredadora al mismo tiempo. Esta obra se encuentra a espaldas del museo.
Ahora nos disponemos a subir al monte Artxanda para contemplar unas hermosas y completas vistas de Bilbao y la desembocadura
de la Ría. Para eso, cruzamos a la orilla contraria al Guggenheim por el puente
de Zubizuri y nos encaminamos a la calle Castaños donde está la plaza del
funicular que tomaremos para que nos lleve a lo alto del monte. El funicular de
Artxanda se ideo porque a
finales del siglo XIX y primeros años del siglo XX, muchos bilbaínos utilizaban
el monte Artxanda como lugar de esparcimiento y diversión, creándose en el
entorno un casino y diversos “ txakolis “ donde la gente disfrutaba de su
tiempo de ocio y por lo tanto había la
necesidad de unir el centro de la villa con el monte Artxanda con un
tren de cremallera. Realizo su primer viaje
el 7 de Octubre del 1915 y durante el asedio de Bilbao en la Guerra
Civil, fueron bombardeas las vías y la estación superior, con lo que se
interrumpió el servicio hasta el 18 de julio de 1938. Un accidente el 25 de
junio de 1976 paralizo durante siete años el servicio y con las inundaciones de agosto de 1983 también se interrumpió,
aunque el 4 de noviembre se restableció con toda normalidad. Nosotros hicimos
el trayecto que dura tres minutos sin
ningún problema tanto en la subida como en la bajada. La única pega era el
frio, pero las vistas, espectaculares. Incluso por la parte de atrás se veía el
aeropuerto de Sondica.
Vista desde el monte artxanda |
Con este día tan intempestivo tenemos que dejar para
mejor ocasión la visita al casco viejo que es totalmente peatonal, a los edificios emblemáticos como:
La Biblioteca de Bidebarrieta de estilo ecléctico francés, Palacio Arana El más antiguo que se conserva en Bilbao, La estación de Atxuri o el edificio “la Bolsa” por mencionar solo algunos.
También hubiera sido interesante
ver algún edificio religioso como:
La Iglesia de San Francisco de Asís, la catedral consagrada al apóstol Santiago o la iglesia de san Antón.
Iglesia de San Antón junto al puente. Foto gracias a Igor González |
Regresamos a Miranda para entrar en calor y para preparar nuestra siguiente salida a Guernika y la costa. Ya os contare…
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