Mis visitas

sábado, 13 de junio de 2015

Un día en Bilbao

Aunque el día amaneció nublado y con previsiones de lluvia, decidimos ir a Bilbao. Estuve investigando que podíamos hacer allí y encontré Bilboats, una empresa que realiza singladuras por la ría de Bilbao y que te enseña lugares interesantes como el Puente del Ayuntamiento, la universidad de Deusto, el Museo Marítimo, el Puente Zubizuri o el edificio del Tigre, así que pensamos que ya teníamos plan. El embarcadero estaba junto a la plaza Pio Baroja y justo allí había un parking, así que nos pusimos en camino. Nada más salir del parking empezó a llover, así que buscamos refugio en un bar cercano, el Joisa. Después de un pequeño tentempié y aprovechando que la lluvia da una tregua, vamos al embarcadero pero nos dicen que si no hay más personas no salen al tour. Curiosamente me comenta el encargado que si hubiera comprado la entrada por internet sí saldría aunque solo fuese para mí. Después de este fracaso y estando el Guggenheim a tiro de piedra decidimos ir y hacernos la típica foto de rigor con Puppy, una escultura realizada por el artista estadounidense Jeff Koons de 12 metros de altura  que representa un cachorro canino de la raza West Highland White Terrier y se encuentra emplazada frente al Museo.


Tampoco puede faltar la foto bajo Mamá, una escultura de Louise Bourgeois que es una araña de casi 9 metros de altura con su bolsa llena huevos. La escultora usa las arañas como un homenaje a su madre, que era tejedora y quiere transmitir la duplicidad de la naturaleza de la maternidad: la madre es protectora y depredadora al mismo tiempo. Esta obra se encuentra a espaldas del museo.




Ahora nos disponemos a subir al monte Artxanda  para contemplar unas hermosas y completas vistas de Bilbao y la desembocadura de la Ría. Para eso, cruzamos a la orilla contraria al Guggenheim por el puente de Zubizuri y nos encaminamos a la calle Castaños donde está la plaza del funicular que tomaremos para que nos lleve a lo alto del monte. El funicular de Artxanda  se ideo porque a finales del siglo XIX y primeros años del siglo XX, muchos bilbaínos utilizaban el monte Artxanda como lugar de esparcimiento y diversión, creándose en el entorno un casino y diversos “ txakolis “ donde la gente disfrutaba de su tiempo de ocio y por lo tanto había la necesidad de unir el centro de la villa con el monte Artxanda con un tren de cremallera. Realizo su primer viaje el 7 de Octubre del 1915 y durante el asedio de Bilbao en la Guerra Civil, fueron bombardeas las vías y la estación superior, con lo que se interrumpió el servicio hasta el 18 de julio de 1938. Un accidente el 25 de junio de 1976 paralizo durante siete años el servicio y con las inundaciones de agosto de 1983 también se interrumpió, aunque el 4 de noviembre se restableció con toda normalidad. Nosotros hicimos el trayecto  que dura tres minutos sin ningún problema tanto en la subida como en la bajada. La única pega era el frio, pero las vistas, espectaculares. Incluso por la parte de atrás se veía el aeropuerto de Sondica. 

Vista desde el monte artxanda

Con este día tan intempestivo tenemos que dejar para mejor ocasión la visita al casco viejo que es totalmente peatonal, a los edificios emblemáticos como:

La Biblioteca de Bidebarrieta de estilo ecléctico francés, Palacio  Arana El más antiguo que se conserva en Bilbao, La estación de Atxuri o el edificio “la Bolsa” por mencionar solo algunos.


También hubiera sido interesante ver algún edificio religioso como:

La Iglesia de San Francisco de Asís, la catedral consagrada al apóstol Santiago o la iglesia de san Antón.


Iglesia de San Antón junto al puente. Foto gracias a Igor González









Regresamos a Miranda para entrar en calor y para preparar nuestra siguiente salida a Guernika y la costa. Ya os contare…


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