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viernes, 24 de enero de 2020

Puentes ferroviarios de Granada - (I) Puente de Lata de Durcal.

Una de las razones por las que Durcal es conocido en España es por “prestar” el apellido a María de los Ángeles de las Heras Ortiz, un nombre no muy adecuado para una futura estrella de la canción. El nombre Rocio se lo puso su abuelo y el apellido Durcal lo eligió ella al azar señalando un punto en un mapa de España que resulto ser Durcal, pueblo de nuestra provincia. Fue declarada hija adoptiva, tiene una calle con su nombre y una estatua.

También es conocido por el llamado “Puente de lata” que atraviesa desde 1924 el río Durcal. Ese puente tiene una historia bastante inusual ya que es de los pocos puentes que han tenido 2 emplazamientos diferentes. Su historia empieza 18 años antes, en 1906 cuando se construyo sobre el río Gor como parte de la linea ferroviaria Granada-Baza. Su longitud era de unos 250 metros – según algunas fuentes- en vez de los 199 actuales. Este era su aspecto




Debido a la inestabilidad del terreno los ingenieros crearon un grand terraplén a cada extremo del puente pero uno de ellos debido a las filtraciones de agua se movió 40 centímetros. Esto solo fue el comienzo de más problemas de construcción que comprometían la seguridad del puente. Ante la imposibilidad de solucionaros se decidió abandonarlo y construir otro mas pequeño a un kilómetro de distancia. Pero a pesar del peligro se decidió utilizar el puente durante los 5 meses que duraría la construcción de este. Al acercarse al puente los pasajeros se bajaban del tren y cruzaban el barranco a pie a hasta el otro extremo como da fe la siguiente foto de 1908.




Ante la imposibilidad de usarlo se decidió trasladarlo a Durcal para usarlo como tranvía de pasajeros desde Granada a esta localidad y así fue hasta el año 1974 cuando fue sustituido por la linea de autobuses.

En 1976, el puente estuvo a punto de ser dinamitado por FEVE y sólo la intervención del entonces delegado de la dirección General de Bellas Artes, Vicente González Barberán consigue evitarlo. En 1983 se cede a la Diputación para su conservación. Actualmente la propiedad es del Ayuntamiento y este es su aspecto.




Aunque estamos acostumbrados a verlo desde la nacional 323 ahora vamos a paseárlo. Para ello aparcamos el coche en la calle La Trinchera y bajamos hacía el fondo donde empieza este paseo.




Pasa por este pequeño túnel




y desemboca al principio del puente




Esta muy bien conservado y no supone ningún peligro pasear aunque si tienes vértigo mejor no acercarse a las barandillas porque la altura es unos 50 metros.




Desde el lado derecho vemos el viaducto de la A-44




y en el izquierdo el puente de la N323. Detras el más antiguo sobre la GR-9067




Al final del puente sigue el paseo y nos encontramos con esta señal.



No es un paseo muy largo pero es indudable que el puente tiene un valor histórico que bien merece una visita.

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